Imagina despertar en una villa flotante sobre aguas cristalinas, donde el único sonido es el suave vaivén de las olas y la brisa marina acariciando tu piel. Al abrir los ojos, un horizonte infinito de azul se despliega ante ti. Bienvenido a Maldivas, el paraíso terrenal donde el tiempo se detiene y la felicidad se mide en atardeceres dorados.